EGIPTO ,MARAVILLOSO............

miércoles, 5 de marzo de 2008

¿QUÉ OCURRIÓ EN LAS PIRÁMIDES DE DASHUR?.....2/2

Tres aviones Hércules 103 E serían utilizados como transportadores y un Hércules 103 H, conocido como Hipopótamo, estaría destinado únicamente a cargar un camión de arrastre de diez toneladas. Uno de los 103 E transportaría un hospital de campaña, mientras el otro contendría jeeps, armas ligeras, y cincuenta comandos cada uno. Además, un escuadrón de aviones F4 daría la cobertura aérea necesaria para la operación. El camión de arrastre era un gigantesco cóctel molotov, ya que en cada una de sus partes exteriores se colocaron tanques de gasolina cubiertos por planchas protectoras de acero. Hubiera bastado una granada bien dirigida para que aquel camión se transformara en una bomba. Tras la cabina del chofer se instalaron dos ganchos fuertes con sus correspondientes motores para jalar y, finalmente, a la plataforma se le agregó una rampa muy larga. También los jeeps fueron equipados exactamente igual, con tanques extras de gasolina. A las tres de la madrugada, se dio la orden "Zanek" en los aeropuertos de Tel Aviv, Ben Gurión y tres más secretos de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, todo fue calificado como "una operación de rutina". La ruta que debían seguir pasaba sobre el surest del Sinaí y el Mar Rojo, adentrándose directamente hacia el bajo Egipto. Un quinto avión Hércules volaha tras la flota por si alguno de los transportes quedaban fuera de combate. El plan era atacar violentamente y en forma decisiva, para terminar la operación en un promedio de dos horas y volver a Israel con la mayor rapidez posible. El camión, por su parte, debía abrirse paso atravesando los alrededores del Mar Rojo, y cortando por la península de Sinaí para dirigirse a casa. Tras el camión irían los cuatro jeeps y los hombres que quedaran vivos después de la batalla, cuidando la preciosa carga. No habría paradas. El avión o vehículo que se quedara atrás o se rompiera, debía ser abandonado al momento. Los agentes secretos en territorio egipcio, habían sido instruidos para conseguir lanchones para cruzar el Nilo, la parte más peligrosa de la operación. El factor sorpresa era el más importante, ya que tenían que entrar y salir antes de que el Cairo tuviera el tiempo necesario para enviar fuerzas a interceptarlos. El Sinaí debía ser alcanzado antes de que les cortaran la retirada.
En la pirámide de Snofru esperaban los integrantes del grupo de arqueólogos, nueve jóvenes excitados y anhelantes, que vieron llegar exactamente a las 13.00 horas a los aviones. Uno de los Hércules, que había sido habilitado como hospital, debía recoger a esos hombres para llevarlos de regreso a Israel. La segunda orden era establecer un perímetro de defensa alrededor de la pirámide. El camión rodó fuera del vientre enorme del hipopótamo y se dirigió a la caverna. Ya los comandos se encontraban emplazando los cables y ganchos que debían mover la nave extraterrestre hacia su nuevo asentamiento sobre la plataforma. Fue entonces cuando llegó un contingente de egipcios. Evidentemente, los aviones habían sido localizados mediante el radar. Los soldados egipcios saltaron de sus vehículos y establecieron un frente de batalla a cierta distancia. Los israelíes, por su parte, enfilaron los morteros y armas ligeras hacia el los. Luego de diez minutos de enconado combate, los egipcios se retiraron con fuertes bajas. Pero un nuevo contingente, mucho más poderoso, se acercaba a toda velocidad. Mientras tanto, se trabajaba febrilmente en los ajustes del OVNI sobre la plataforma. La lucha estalló de nuevo. Los morteros israelíes levantaban cataratas de arena entre las fuerzas egipcias, y los cañones antitanques se cebaban en los vehículos que no esperaban semejante recepción de sangre y fuego. La puntería de los israelíes y la calidad de sus armas, frustraron todo intento egipcio por rodearlos. El OVNI ya estaba sobre el gigantesco camión. Los jeeps fueron colocados en torno al vehículo, enarbolando sus ametralladoras calibre cincuenta, enfriadas por agua. También los F4 ayudaban en tanto a la labor destructora de las fuerzas de tierra israelíes, arrasando con cohetes el campo de batalla. Terminada su tarea los aviones se pusieron en movimiento. Cada uno requería de muy poco espacio para despegar. Y así lo hicieron, bajo una verdadera lluvia de balas procedentes de los egipcios. Tres comandos fueron heridos, mientras se ultimaban los preparativos de la partida del camión con la nave espacial a cuestas. Once más habían muerto. Los egipcios, con base en su superioridad numérica, avanzaban paso a paso, aunque carecían de artillería y muchos yacían muertos o desangrándose sobre las arenas del desierto. Con quince minutos de atraso sobre el plan establecido, los israelíes decidieron partir y el camión comenzó a rodar pesadamente sobre la arena. En cualquier momento podían aparecer los aviones de caza egipcios sobre sus cabezas...

Ios jeeps avanzaban por delante y dos atrás, para proteger la carga que ya había costado varias vidas. Los vehículos egipcios habían sido inutilizados por la aviación israelí y por lo tanto éstos no podían perseguir a los comandos, por lo menos en la primera parte de la jornada. Mientras el convoy rodaba y cruzaba el Nilo, se informó que los F4 habían sostenido una cruenta batalla aérea con los Migs egipcios. Una llamada de alerta de radio fue enviada al Cairo. Pero las tropas enviadas para interceptar a los comandos no pudieron llegar a tiempo tal como lo había planeado Israel. Sin embargo, continuaron presionando a los invasores a través del Sinaí. En un momento, la lucha se hizo tan fuerte, que fue necesario detener el convoy y hacer frente al enemigo. Esta batalla, que se llevó a cabo a las 3 p. m., terminó con otros diez comandos muertos y un jeep completamente destrozado. La persecución comenzó de nuevo y siguió durante toda la noche. Al amanecer, quedaban aún 800 kilómetros de desierto inmisericorde por recorrer y el combustible se acababa. También los aviones F4 habían tenido que regresar a sus bases a cargar gasolina. Fue entonces cuando el Hércules número cinco entró en acción, aterrizando en las cercanías y dotando al convoy de gasolina, aceite y mantenimiento. los heridos fueron también transportados al avión. Finalmente cruzaron la frontera israelí, los egipcios les siguieron la huella paso a paso, y cada enfrentamiento significó muerte y sangre por ambas partes. La nave espacial, preciosa carga, centro de toda la acción, sirvió muchas veces de refugio a los combatientes para disparar sus armas o para morir...
¿Valía la pena haber derramado tanta sangre, haber provocado una situación internacional extremadamente delicada, para apoderarse del misterioso objeto que reposaba bajo la pirámide?... Los israelíes sostienen que sí. Pese a que se guarda un estricto secreto en cuanto a las armas allí encontradas, según se supo después son de extraordinaria potencia, pero que algunas aún permanecen en el misterio ya que los expertos balísticos no saben ponerlas en funcionamiento.

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