En 1945, varios meses después de terminada la guerra, llegaron hasta las costas argentinas de Mar del Plata un par de submarinos alemanes de última generación, capaces de permanecer hasta seis meses sumergidos, y cargados de más hombres de los que necesitaría cualquier misión usual. Transportaban una curiosa carga de cigarrillos, a pesar de que ninguno de ellos fumaba (como es tradicional entre los austeros oficiales de este tipo de naves). Los submarinos llevaban mucho tiempo en el mar, lo que es más extraño aún. La tripulación no pudo explicar satisfactoriamente su presencia en estas aguas australes ni por qué las naves estaban falsamente clasificadas con las series U-530 y U-977, correspondientes en realidad a dos viejos submarinos que en los archivos navales de la Marina Alemana aparecían incluso en reparaciones, de modo que la adulteración era una clara muestra de que se trató de ocultar la desaparición de estas naves.
Los norteamericanos enviaron en tiempo récord una enorme dotación de oficiales que apresaron a los alemanes y se los llevaron a Estados Unidos, haciéndolos desaparecer. Fueron sometidos a durísimos interrogatorios. Actuaron con tal intriga y rapidez que, práticamente, nadie supo lo que sucedió. Fue instantáneo. Sin embargo, inmediatamente después comenzaron los aliados sus "expediciones" a la Antártida, siendo la mayor de ellas la del almirante Byrd, quien volvió convencido de que los jerarcas alemanes que no estaban en Nuremberg, yacían en un secreto refugio antártico. Sus expediciones principales tuvieron lugar entre 1946 y 1947, y en ellas los americanos utilizaron sus más modernos aparatos de sondeo y rastreo, aviones y buques. Tal despliegue jamás habría tenido lugar en base a un mero rumor fantasioso.
La noticia que circuló entonces, incluso entre algunos medios de prensa de la época, era que los dos submarinos habrían sido parte de un enorme convoy que salió de Alemania con Hitler y sus principales asesores hasta algún lugar secreto de las tierras australes, el "paraíso inexpugnable" del almirante Doenitz. Las naves, producto de las tormentas en altamar de ese año, se habrían extraviado y, como es común en las misiones ultrasecretas, por ser parte de la comitiva de compañía, desconocían el lugar al que se dirigían, limitándose a seguir a los guías. Fue así como, extraviados y rendidos a su mala fortuna, llegaron perdidos hasta Mar del Plata.
Pese a los intentos aliados de destruir las bases antárticas, Neuschwabenland nunca fue conquistada. Por ello toda la Antártida fue declarada "territorio hermético". Debía olvidarse el nombre de la Antártida. Hasta se firmó un tratado internacional que prohibía las pruebas nucleares en la Antártida hasta el año 2000.
Los norteamericanos enviaron en tiempo récord una enorme dotación de oficiales que apresaron a los alemanes y se los llevaron a Estados Unidos, haciéndolos desaparecer. Fueron sometidos a durísimos interrogatorios. Actuaron con tal intriga y rapidez que, práticamente, nadie supo lo que sucedió. Fue instantáneo. Sin embargo, inmediatamente después comenzaron los aliados sus "expediciones" a la Antártida, siendo la mayor de ellas la del almirante Byrd, quien volvió convencido de que los jerarcas alemanes que no estaban en Nuremberg, yacían en un secreto refugio antártico. Sus expediciones principales tuvieron lugar entre 1946 y 1947, y en ellas los americanos utilizaron sus más modernos aparatos de sondeo y rastreo, aviones y buques. Tal despliegue jamás habría tenido lugar en base a un mero rumor fantasioso.
La noticia que circuló entonces, incluso entre algunos medios de prensa de la época, era que los dos submarinos habrían sido parte de un enorme convoy que salió de Alemania con Hitler y sus principales asesores hasta algún lugar secreto de las tierras australes, el "paraíso inexpugnable" del almirante Doenitz. Las naves, producto de las tormentas en altamar de ese año, se habrían extraviado y, como es común en las misiones ultrasecretas, por ser parte de la comitiva de compañía, desconocían el lugar al que se dirigían, limitándose a seguir a los guías. Fue así como, extraviados y rendidos a su mala fortuna, llegaron perdidos hasta Mar del Plata.
Pese a los intentos aliados de destruir las bases antárticas, Neuschwabenland nunca fue conquistada. Por ello toda la Antártida fue declarada "territorio hermético". Debía olvidarse el nombre de la Antártida. Hasta se firmó un tratado internacional que prohibía las pruebas nucleares en la Antártida hasta el año 2000.
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